lunes, 1 de mayo de 2023

10 AÑOS

Pues hasta aquí hemos llegado con este planteamiento, 10 años de escribir noticias, comentarios, opiniones, crónicas de lectura, descubrimientos musicales, entrevistas a escritores, relatos, reflexiones, visitas culturales de todo tipo y pensamiento relativo.

10 años en números:

> 162.000 visitas

877 posts

100 escritores singulares entrevistados

3 novelas publicadas 

Muchas gracias a cuantos habéis entrado por aquí regular o puntualmente para leer lo que he ido escribiendo. Ha llegado el momento de tomar otra dirección, bien sea con este mismo blog y una cara renovada, bien sea con otro proyecto nuevo. El tiempo (breve) lo dirá.

Hasta entonces, os dejo los 10 posts más vistos y el número de visitas que han tenido. 

MUCHAS GRACIAS POR TANTO





sábado, 29 de abril de 2023

FUSE - El retorno de Everything but the girl 24 años después de su último disco

FUSE (FULL ALBUM)

¿Qué se puede esperar del que ha sido tu gran grupo musical referente de los 80 y 90 cuando vuelven a publicar un disco 24 años después del último? ¿Continuismo? ¿Cambio radical de estilo? ¿Seguir la moda de los sonidos que imponen los productores del momento? 

Es algo que ya me pregunté cuando Bowie publicó su penúltimo disco después de muchos años sin hacerlo y aquí me ratifico en lo mismo que dije entonces. Sencillamente: El disco que tenían que hacer.

Everything but the girl fue y sigue siendo mi grupo pop favorito desde hace décadas. Y lo fue y lo sigue siendo en sus dos épocas claramente diferenciadas. La primera, que va desde su primer disco EDEN publicado en 1984 hasta The Language of Life, y la segunda, la electrónica, la del éxito masivo en las pistas de baile en los años 90 con aquel bombazo que fue Missing, remezclado hasta la extenuación en cientos de versiones y con el que se reinventaron.

Entre las dos épocas, la enfermedad de Ben Watt, la enfermedad de Crohn, que supuso un cambio radical en su vida personal y desde luego musical y que dejó escrito en un libro que recomiendo, titulado Patient. Ese cambio le llevó a proyectos en paralelo como arreglista, productor y dJ, como Lazy Dog (fantásticos para bailar y relajarse) o Buzzin’fly que gozó de enorme éxito.

También Tracy hizo carrera en solitario con varios discos y colaboraciones y publicó un libro que reseñé aquí:

                                                       Bedsit disco queen

Y entonces llega 2023 y deciden publicar de nuevo: FUSE. Tracey dijo en alguna red social que ya que volvían querían volver con algo moderno, que sonase bien, atemporal, y lo hicieron con una canción Nothing Left to Lose, pegadiza, con arreglos electrónicos básicos, pero con una cadencia que se queda, sin grandes barroquismos. El segundo single fue Run a Red Light, mucho más íntima y de una languidez apasionada, preciosa, en la que la letra gana mucho más protagonismo. El tercer single, ya lanzado también, Caution to the wind es muy bailable y recuerda un poco aquel espíritu de Missing, remasterizado a 2023. Muy bueno.

Y finalmente se ha publicado ya FUSE: 10 canciones que rebosan madurez, con la voz de Tracey más grave que de costumbre, pero con más matices, menos retocada creo yo en la postproducción, medios tiempos que siempre son sinónimo de mayor elaboración (quizá de menor comercialidad) y de sosiego, el que da seguramente la distancia y el tiempo transcurrido desde el mega éxito y el saber que no tienen ya que demostrar nada, que todo el público sabe que son dos grandes músicos y que apreciamos y valoramos su vuelta, su regreso con un disco sincero, adecuado al momento en que se encuentran, con muchísimas posibilidades como remezclables y que está arrasando en las pistas de baile. Ya ha llegado al #2 de las listas británicas, ahí es nada, considerando la feroz competencia de la música como se consume hoy en día.

Un diez para este regreso (no sabemos si será intermitente o permanente para continuar) que nos ayuda a afianzar la imagen que grabamos en su momento (hace décadas) de este gran grupo con una revisión actual del momento en que nos encontramos, también nosotros como público, con 24 años más encima.



sábado, 22 de abril de 2023

El día que se perdió la cordura - mi crónica de lectura

Habitualmente no leo las contraportadas de los libros porque no me gusta sugestionarme a priori con los trazos que se suelen escribir acerca de la trama. Prefiero que me sorprenda en su totalidad. Y es curioso lo que me ha sucedido con este libro: El día que se perdió la locura, de Javier Castillo.

En mi opinión esta novela tiene dos grandes pegas: La primera, el pretexto o explicación en la cual se justifica el núcleo de lo que sucede. Digamos que el porqué que justifica todo lo que ocurre, la razón inicial. Para mí no es creíble y eso derriba toda la novela. La segunda es su final. En la página 441 (de 446 que tiene el libro) se da la explicación origen de todo lo que ha sucedido, y la última página te lleva a otro lugar también incomprensible. O sea, no se entiende el final. O yo al menos no lo he entendido.

Estas dos razones hacen que la lectura de una novela que te ha tenido en vilo durante días intentando entender y atisbar qué es lo que está sucediendo, quién es quién y cuáles son los porqués, se quede en un gran coitus interruptus.

Desde luego, la narración en 3 tiempos diferentes alternados y no consecutivos es muy compleja y no ayuda a entenderla. Durante páginas y páginas, al menos para mí, vas perdido sobre lo que está sucediendo y la razón de que los protagonistas se comporten así. Es difícil seguir el orden de los acontecimientos cuando saltas de 1996 a 2013 y en 2013 estás en dos sitios, Boston y Nueva York narrando al mismo tiempo.

He de reconocer que la novela tiene un muy buen comienzo, impactante, que despierta un montón de interrogantes y que te sube el nivel de interés de inmediato. Pero poco a poco ese nivel va bajando al no conseguir hilar suficientemente todo lo que ocurre.

Nunca he sido un gran fan de Javier Castillo así que tampoco me ha sorprendido. 

Mi sorpresa final ha llegado cuando leo en la contraportada que es la primera novela que autopublicó y de la cual vendió más de 40000 ejemplares en Amazon, abriéndole la puerta de la gran editorial, y ahí entonces he comprendido todo.

miércoles, 19 de abril de 2023

LA ISLA DEL AIRE

Hace mucho tiempo que tengo a Nuria Espert como uno de mis referentes de persona luchadora, innovadora y congruente. Creo que pocas actrices o directoras pueden atesorar una carrera como la suya en el cine, en el teatro y en la dirección de ópera y siempre que la he escuchado en entrevistas me parece que aporta un canto a la racionalidad y al sentido común en su entender de la vida junto con una entrega completa al teatro más vanguardista, combinado con el más clásico. Mi admiración hacia ella ha llegado a un punto en el que muchas veces, en mi propia vida, ante una disyuntiva en la que me planteo qué hacer, cómo reaccionar o hacia donde tirar, me pregunto cómo lo resolvería o qué diría Nuria Espert. Pues bien, su actuación en la obra La isla del aire, adaptación de la novela de Alejandro Palomas, un relato sobre la familia en femenino, en el que se desgranan secretos, píldoras de humor y catarsis entre una abuela, dos de sus hijas y otras dos nietas, hace de ella una experiencia teatral auto reflexiva y transversal.

Es curioso cómo volver a una obra de teatro más convencional, en la que el texto predomina o protagoniza por encima de la escenografía o los efectos, me ha resultado tan interesante. Lejos del teatro facilón de comedia en el que la carcajada es importante o de la gran escenografía con efectos escénicos, La isla del aire destaca precisamente por todo lo contrario, por la solidez y profundidad del texto, por las reflexiones que nos plantea sobre la vejez, la soledad, la incomunicación en la familia o los secretos que guardamos en rincones donde se llenan de polvo y que más a menudo deberíamos desempolvar y airear para que no se pudriesen.

Nuria Espert está magnífica. Es sensible en algunos momentos, histriónica en otros, rompe con un toque de humor en una dosis adecuada y guía el discurrir de la trama a través de las ramificaciones de su propia familia teatral, sus dos hijas, interpretadas magistralmente por Vicky Peña y Teresa Vallicrosa y sus dos nietas, Miranda Gas y Candela Serrat. Todas ellas dirigidas por Mario Gas, que lo tengo muy grabado en mi memoria porque cuando Nuria rechazó inicialmente dirigir La casa de Bernarda Alba en Londres con Glenda Jackson, estaba de gira con Salomé dirigida por él mismo.

La obra nos hace pasar por momentos que yo personalmente he vivido ya, reflexionar sobre lo que sucede al llegar la vejez, qué hacer con los cuidados, cómo repartir nuestro tiempo entre nuestros seres queridos y cómo casar todo eso en nuestra conciencia de forma adecuadamente aceptable.

El teatro Romea fue otro de los iconos que me hizo acercarme a ver esta función, porque fue donde la propia Nuria Espert comenzó hace 74 años. Ahí es nada. Magnífico escenario, teatro repleto un miércoles y el público puesto en pie aplaudiendo durante bastantes minutos son prueba fehaciente de que cuando el teatro se interpreta con calidad, con la base de un texto sólido y la baza de la solvencia de grandes actrices, el éxito está asegurado.

Cuando gire por España os recomiendo que no os perdáis esta obra. La disfrutaréis.







miércoles, 12 de abril de 2023

La sombra de la tierra - mi crónica de lectura

Siempre me resulta curioso redescubrir a una persona a quien conoces o sigues por su trayectoria en una disciplina cuando salta a otra distinta. Es lo que me ha pasado con la actriz Elvira Mínguez, a quien sigo desde hace mucho tiempo y cuyos trabajos me han gustado siempre. Destaco: Clara Campoamor, la fantástica serie Abuela de verano, o películas de tanta calidad como Días contados, La buena estrella, Tapas o su participación en la adaptación de la trilogía del Baztán. Su calidad como actriz es indiscutible. Y tenía mucha curiosidad por redescubrirla como escritora. Su primera novela se titula: La sombra de la tierra. En esta ocasión hice algo que nunca hago que es escuchar entrevistas previas a la lectura de una novela porque no me gusta que me predispongan en ningún sentido. Pero en esta ocasión escuché a Elvira y supe de entrada que se trataba de una trama dura. Así que comencé mi lectura esperando algo que deduje de aquella entrevista y que luego ha superado con creces.

La sombra de la tierra nos lleva a una realidad de fin de siglo en la España interior en la que la dureza del odio intrafamiliar, de la dependencia de la tierra y de la falta de medios marcan el carácter de las personas que la conforman. Ese anticipo sobre la dureza de la historia es real. No es una novela dulce ni conformista. Pero sí una que retrata con verosimilitud y crudeza lo que conlleva vivir instalados en la pobreza, en el odio perpetuo y en la ausencia de esperanza para el futuro. Garibalda y Atilana son dos alter ego de un mismo odio, exacerbado por la falta de amor, por la envidia y seguramente la deshumanización de sus infancias.

Elvira narra de forma magistral, sin paños calientes y en presente en buena parte de la novela, arrastrándote a esa realidad gris y seca que empolva sus vidas y que te hace sentir afortunado por haber nacido a finales del siglo XX en una familia con valores y cariño.

La novela plantea muchas reflexiones. A mí al menos una fundamental y es el preguntarme ¿cómo seríamos nosotros, educados, democráticos, empáticos si nos hubiese tocado nacer en una realidad como esa en la que los niños son abusados, vilipendiados y ninguneados con una ausencia completa de afecto? ¿Realmente podríamos haber tenido alguna posibilidad de crear un mínimo rasgo de humanidad encima de esa pátina de terror y vejación? ¿Somos, por tanto, fruto de nuestras circunstancias? Ya sabemos que no elegimos donde y en qué familia nacemos, y por ello sin duda debemos sentirnos afortunados.

La elección de los nombres de sus protagonistas es sin duda un acierto que aplasta todavía más sus vidas y que nos hace transportarnos a una época ahora ya tan lejana pero que, aun a pesar de la distancia temporal, podemos imaginar y hasta entender.

La España de final del siglo XIX, ¡qué diferente de la de final del siglo XX que nosotros hemos vivido!

La sombra de la tierra es literal, es la que nos atenaza, nos amarra a la tierra en la que nacemos y la que nos obliga a luchar permanentemente por escapar de ella si es lo que así deseamos o la que nos ayuda a encontrar nuestro lugar, si por el contrario es nuestra preferencia. Yo creo que en realidad en nuestras vidas siempre hay un tránsito (qué bonito nombre para una persona), o al menos así lo ha habido en mi caso, alejándome con la adolescencia de mi tierra, incluso renegando de ella y poco a poco retornando a medida que la edad avanza y que comprendemos que en realidad nuestro lugar, nuestro auténtico sitio, si es que algo así existe, es la tierra que nos vio nacer.

Un diez para Elvira como escritora, que sumo a sus muchos dieces como actriz, ya que ha iniciado su andadura en la narrativa con una historia nada fácil ni condescendiente, con una trama que deja poso y que nos lleva a la reflexión profunda sobre nuestro origen. Ahí es nada.